Y es que cuando se ha tenido todo es muy difícil conformarse con tan poco, y sino que se lo digan a Britney Spears, la que fuera reina del pop ahora no es ni la doncella.

Envidiada por su voz, su cuerpo, su pelo e incluso por su novio…lo tenía todo, era una estrella consagrada en el mundo de la música para adolescentes, formaba una de las parejas más chic junto Justin Timberlake…y la fama, traicionera como es, decidió no acompañar más a la Spears en su carrera.

El Apocalipsis tenía un nombre: Federline, al que la reina vio como a un príncipe azul que la iba a sacar del pozo de (¿Alcohol?¿Fiestas?) pero que lo único que le sacó fue dinero y una millonada para airear los asuntos de la cantante en televisión. Buen ojo Brit!.

En vez de que la reina se llenara de coraje para afrontar la mala racha que estaba pasando, decidió que autocompadecerse en una fiesta es mucho mejor que hacerlo en el sofá de su casa, por lo que empezó a ser una asidua de las crazyparties que organizaban sus dos superamigassuperideales Paris y Nicole. Entonces ya estábamos presenciando los últimos resquicios de la vida de la Spears, ¿para qué ensayos, actuaciones y demás si igual salía en las revistas del corazón, levantándose la falda, al estilo Moulin Rouge, con sus amigas?

Con una carrera destrozada y un marido sinvergüenza a las espaldas, Britney decidió que ya era hora de obsequiar a la humanidad con una descendencia a la cual poder agarrarse a los momentos de desesperación, si ésta no dejaba la mala vida por su salud, sí que lo haría por sus hijos (una decisión muy tuya Britney, racional y meditada!) pero como era de imaginar eso no fue así y la cantante tenía más afición por las copas y las drogas que por cambiar pañales.

Pero la Spears no había nacido para pasar desapercibida entre las madres de un barrio residencial de Hollywood, la fama le había enseñado a poner el listón más alto, por lo que hizo suya la frase “Una vez has caído muy hondo, sólo te queda subir” y Mrs. Ex-Federline, decidió contarse el pelo al cero para demostrar al mundo que su cambio era serio, que iba a renacer de sus cenizas (Quizás emulando a Natalie Portman en V de Vendetta?)

Contra todo pronóstico, salió en los MTV Awards, cantando… o al menos eso parecía, aunque también parecía que iba borracha y que, al parecer, había agredido al peluquero o al estilista o, quien sabe, a los dos al mismo tiempo… La cosa es que cantó su hitazo Gimme More con su “It’s Britney, Bitch” tan genial, y… los de la MTV decidieron que Britney estaba acabada. Qué sabrán estos de la MTV… Britney! Demuestra lo que vales!. Al poco tiempo sacó el, según muchos, mejor disco de su carrera musical Blackout aunque, con todo, su segundo single Piece of me pasó tan desadvertido que han tardado menos que canta un gallo en sacar un tercero: Hot as Ice.

Sea como sea la Sr. Spears tiene mucha faena por delante, retomar su carrera y elevarla al estrellato, dejar de depender de las drogas y recuperar a sus hijos que, al fin y al cabo, la necesitan más que sus fans.

Como noticia de última hora, está ingresada en un centro de rehabilitación, por voluntad propia, ya que decía que no podía dormir, a ver si la enésima vez es la vencida y consigue salir adelante.